El trabajador se ha incorporado a la empresa con un determinado perfil, diseñado en su momento y ejercido su labor diaria con competencia demostrada. Desde su incorporación hasta hoy han transcurrido unos años y sus capacidades formativas están empezando a tener deficiencias en algunos conceptos, bien por el desarrollo natural del negocio donde se mueve, bien porque el negocio ha girado en otros sentidos.
Si han transcurrido diez años, por ejemplo, desde su incorporación sus conocimientos en productos y ventas han podido quedarse atrasados, aunque muy válidos en otros momentos de su vida laboral. Un ejemplo para entender esta reflexión viene dado por los productos financieros nuevos que han salido, casi semanalmente en el mercado de las finanzas. Si hablamos de seguros, la normativa, los productos, las obligaciones, garantías y características de cada producto fluctúan con los años y nos vemos obligados a mantenernos alertas y en constante formación. En medicina ocurriría otro tanto.
Vender en época de bonanza es fácil, todo el mundo compra y no regatea. Sin embargo, vender en época de crisis es complicado, difícil y hasta imposible. Sin embargo en el mercado siguen saliendo estudios y nuevas maneras de técnicas de venta. Sigue siendo interesante estar formado en el mundo de la venta, buscando esos resquicios que permiten hacer una venta más fácil.