Como ya hemos podido comprobar, existen todo tipo de productos y vehículos de inversión, aunque la mayoría de ellos condicionados a la bolsa. Como se suele decir, todos los días se aprende algo nuevo, y debo reconocer que algunas de estas posibilidades de inversión ni sabía que existían hasta verlos en La Carta de la Bolsa.
No obstante, y a pesar de que puede ser una inversión rentable, por mi parte no apostaría por 2 de estos productos.
Hasta ahora habíamos escuchado hablar de los cada vez más mencionados contratos de futuros, los cuales son derivados, bien sea de petroleo, materias primas y todo tipo de productos alimentarios. Llama la atención el hecho de que mientras todos esos contratos de futuros son derivados de productos que tienen un valor intrínseco y es tangible, lo cierto es que el tiempo…. ni es tangible ni tiene valor intrínseco.
Aún así, el clima puede echar a perder muchos de los productos tangibles, y es ahí donde entran los futuros sobre el clima. El Grupo CME emite gran cantidad de productos meteorológicos para en caso de que una empresa vea afectado su negocio por el clima, el daño financiero sea mucho menor. Está claro que si la empresa debe hacer uso del seguro por un daño climático en su negocio, la rentabilidad para el inversor se vería perjudicada.
2. Los Bonos Catástrofe.
Los Bonos Catástrofe son futuros climáticos emitidos por las compañías de seguros para protegerse contra catástrofes naturales, tipo Tsunamis, Huracanes, etc… Estos bonos ayudan a las empresas aseguradoras a tener la liquidez suficiente como para poder responder ante estos escasos eventos.
Mientras no haya catástrofes, las compañías pagan religiosamente sus cupones al inversor, pero en el caso de que tengan que hacer frente a una catástrofe, el inversor perdería la totalidad de la inversión. Una inversión muy arriesgada hoy día, al menos hasta que no pase diciembre de 2012, la fecha de los Mayas 🙂
3. P2P.
Quizás esta inversión, aún dentro del riesgo que conlleva, tiene un valor ético y moral, ya que ayudas directamente a una persona. Son varias las empresas que han aparecido para unir a particulares que necesitan dinero con personas, que sin llegar a ser inversores, están dispuestos a sacarle un rendimiento a sus ahorros ayudando a otra persona.
Es decir, si eres un particular que necesitas 300, 500, 3,000 euros, existen plataformas, tipo Comunitae.com, donde puedes pedirlo. Al otro lado, una persona que quiera sacarle un rendimiento de un 8%, 10% e incluso según nivel de riesgo crediticio del solicitante, hasta un 29%, únicamente debe hacer su aportación. Se estipulan las condiciones y el tiempo de devolución. Cuanto peor la clasificación crediticia del solicitante, mayor será la retribución para el «inversor».
Como podemos ver, son inversiones fuera de lo común, donde el riesgo está muy presente, y aunque dentro de la inversión no existe la suerte, tanto en los bonos catástrofe como en los derivados sobre el tiempo, podrías tener la doble mala suerte de que surja una catástrofe medioambiental.
Hace unas semanas hablábamos también de Iverem, una plataforma de financiación colectiva para el emprendedor, donde una persona puede realizar su aportación para convertirse en inversor de un proyecto de negocio. En este caso, sí que sería cuestión de estudiar el proyecto, al emprendedor, el mercado al que va dirigido para, así poder predecir si la empresa tendrá éxito o no.
