Ser conscientes de muchas de las trampas que nuestra propia mente nos pone, nos puede ayudar a avanzar en cualquier campo de la vida, hasta el punto de hacernos personas más inteligentes, con todo lo positivo que eso conlleva, pues no somos tan inteligentes como en ocasiones pensamos. Y quizás sea debido a algunos de estos errores que nuestro cerebro comete, también conocidos como sesgos cognitivos.
(Leer también: 7 trampas psicológicas que frenan tu éxito)
1. Nos rodeamos de información y personas que coincide con nuestras creencias.
Inconscientemente nos gustan las personas que piensan como nosotros. Tenemos una visión del mundo o de un tema en concreto, y por tanto, somos más propensos a tener una amistad con una persona que tiene esa misma visión, del mismo modo que ignoramos y descartamos cualquier cosa que amenace nuestra visión sobre el mundo.
Técnicamente, nos rodeamos de personas e información que confirma lo que nosotros ya pensamos. Por fundamentales, este tipo de práctica es la que convierte a las personas en borregos y limita su capacidad de aprender.
Claro que no somos así de idiotas porque nos lo propongamos. Es nuestro cerebro que actúa en algo similar a la ilusión de frecuencia.
Qué es la ilusión de frecuencia
Es la señal de cómo nuestro cerebro nos puede generar una falsa creencia al proporcionarnos hechos que son falsos. Por ejemplo: Si te compras un coche nuevo, cuando vayas por la calle comenzarás a ver ese mismo tipo de coche por todos sitios. Asimismo, una mujer embarazada comienza a ver embarazadas por todas partes. Ambos pueden pensar que ahora hay más coches y más embarazadas, aunque probablemente haya los mismos. Es tu cerebro el que ahora te resalta una información que está relacionada contigo y con tu situación.
El sesgo de la confirmación.
Sería otro engaño que en ocasiones hemos nombrado al hablar de inversiones, y mientras que en la «ilusión de frecuencia» nuestro cerebro actuaba de forma pasiva, en este caso, nuestra mente actúa de una forma más activa.
La mente, debido a nuestras creencias, rechazará toda información que sea contradictoria mientras aceptará toda la que nos diga lo que queremos escuchar. Por ejemplo, si creo que un mercado es alcista, no escucharé a todo aquel que piense que un mercado es bajista, ya que sus argumentos contradicen los míos.
Si hablamos de política y religión, el sesgo de confirmación sería, cuanto menos muy peligroso, ya que es un caso de interés científico al distinguirnos por tener algo llamado «cerebro» y darle en ocasiones el mismo uso que un mono.
2. La ilusión del cuerpo del nadador
Nuestro cerebro nos ha enseñado a centrarnos en «hoy y ahora», además de buscar una razón para explicar el por qué nosotros no podemos y otra persona sí puede. Es lo que Rolf Dobelli llamaba «La ilusión del cuerpo del nadador», y es que muchas personas creen que los nadadores profesionales son excelentes nadadores porque tienen un cuerpo perfecto para la natación.
Es decir, pensamos que esos nadadores nacieron con un cuerpo preparado para la natación, y es por eso que han tenido éxito.
La realidad es bien distinta, y es que esos cuerpos se han forjado a base de miles y miles de horas de natación, esfuerzo y sacrificio, algo por lo que debe pasar cualquier persona que quiera ser nadador.
Lo mismo ocurre cuando hablamos del éxito en los negocios, y ponemos cientos de ejemplos de empresarios exitosos y millonarios. Rápidamente, el cerebro de muchos lectores piensa que ha sido suerte o que vienen de familias ricas, pero muy pocos se han detenido a analizar la lista Forbes donde se muestra que quitando a unos pocos, la mayoría proceden de familias pobres y no han heredado nada.
Tampoco nadie ha visto la de fracasos que muchos de estos millonarios llevan a sus espaldas. Todo el mundo ve al nadador hoy, pero nadie recuerda a aquel chico flaco o gordo que comenzó a hacer natación.
3. Preocuparnos por cosas que no tenemos, perdimos o que nunca tuvimos.
Dinero, tiempo y esfuerzo son cosas que una vez hemos pagado, ya no se pueden recuperar. Si gastas 1.000€ en un casino, esos 1.000€ jamás los recuperarás. Podrás ganar mucho más dinero, pero lo que has perdido hoy, perdido está para siempre. Lo mismo ocurre con el tiempo y el esfuerzo.
El psicólogo Daniel Kahneman asegura que la mente humana está programada para sentir mucho más una pérdida que una ganancia, y por eso la gente actúa de forma irracional basada en emociones hacia la pérdida, sin darse cuenta de lo que están haciendo.
Muchas personas siguen con sus parejas únicamente por el miedo a la pérdida. Muchos negocios no cierran por el miedo a perder lo que ya se ha invertido, aún sin ser conscientes de que siguen acumulando más pérdidas.
Es más, muchas personas no han tenido dinero en la vida, y precisamente es lo que añoran. ¿Cómo se añora algo que nunca has tenido?.
Cuando se dice que no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes, si sacamos ese mensaje del contexto romántico, tiene su base psicológica, y es que ponemos más atención a las pérdidas.
Ejemplo: Imagina que vas al cine. Pagas 7€ por la entrada del cine y descubres que es una mierda de película. La mayoría de las personas se quedan a verla, pues ya la han pagado (miedo a la pérdida). Sólo unas pocas que ya han perdido sus 7€ de la entrada, no están dispuestas a perder también su tiempo. Deciden abandonar la sala de cine. A fin de cuentas, todos han perdido el dinero, pero algunos, además, deciden pasar el mal rato de ver algo que realmente no quieren ver.
Hola Carlos, aunque ha pasado mucho tiempo desde que escribiste el artículo, querría hacer una puntualización con respecto al sesgo del cuerpo del nadador. Dices que » que esos cuerpos se han forjado a base de miles y miles de horas de natación», aunque en parte tienes razón, la verdad es que esos cuerpos ya nacieron con las características físicas para que fuesen buenos nadadores. Es decir, que por mucho que entrenes si no naces con determinadas características dificilmente llegarás a ser de los mejores. Lee este interesante artículo:
https://www.adictosaltrabajo.com/2013/02/23/comentando-el-libro-el-arte-de-pensar-de-rolf-dobelli/
Si dedicamos muchas horas a nadar podríamos pensar que podríamos obtener esos cuerpos cuando la realidad es que son los que tienen esos cuerpos (genéticamente predispuestos y entrenados desde pequeños) los elegidos como profesionales.
muy buen blog!!!!
Qué buen artículo. Cada día me gusta más este blog. Muchos éxitos y seguid así.
Estupendo libro el de Daniel Kahneman "Pensar rápido, Pensar despacio". Parece increible la cantidad de cosas cotidianas en las que no caemos por no pararnos a pensar un poquito. Otro libro de cabecera para releer de vez en cuando (y ya va una pequeña biblioteca). Y perfectamente sintetizado por tu parte, como de costumbre.
Cierto, Jos. Y sorprendido de que conozcas ese libro que en España ha pasado aparentemente sin mucha atención. La verdad es que debemos detenernos a menudo en por qué actuamos como lo hacemos y por qué pensamos como pensamos. Se suelen llegar a conclusiones verdaderamente interesantes.
Un saludo y muchas gracias por tus amables palabras
Lo estoy leyendo porque lo vi hace un tiempo recomendado en otro post tuyo Carlos. Está muy bueno el libro de Kahneman. Como dice Jos, analiza muchas conductas con sus respectivos sesgos e invita a la reflexión…
Saludos desde Argentina!
Hola, Sergio. Muchos de los razonamientos psicológicos de Kahneman son aplicados en la inversión en bolsa. Es por eso que habré hablado de él en algún artículo que otro de inversiones. Un saludo y gracias, Sergio.