Cuando hoy día se habla de Enron, puede no decir mucho a los nuevos inversores, pero en sus días, hace ya casi 14 años, fue un escándalo financiero de grandes dimensiones.
La revista Fortune llegó a referirse a Enron como una de las compañías más innovadoras y admiradas de todo el mundo. Algo similar a la empresa española Gowex, que se puso como ejemplo de éxito español, y donde algunos medios hablaban de su CEO, Jenaro García, como el Steve Jobs español.
No obstante, el escándalo Gowex fue únicamente un pequeño petardo al lado de la bomba de Enron.
Ambos casos nos llevan a la misma lección para inversores, que no es otra que la falta de análisis de fundamentales de la empresa y entender el uso de apalancamiento de las compañías, así como el seguir el rastro del dinero en efectivo.
Cuando vamos a invertir grandes cantidades de dinero en una compañía, debemos obligarla a decir aquellas famosas palabras de Jerry Maguire: «Enséñame la pasta». De dónde sale «la pasta», cómo y a dónde va.
Repasemos antes la historia de Enron.
Enron fue una empresa de energía estadounidense con sede en Texas, la cual creció hasta dominar la industria de la electricidad de Estados Unidos. Pero era más que eso.
Su negocio pasó por la banda ancha, papel, petróleo y gas, y derivados climáticos entre otros. Enron fue en el mundo de las inversiones el negocio más próspero del nuevo milenio. Era la empresa que había reinventado la rueda y se estaba forrando con ello.
Por desgracia para los inversores que habían apostado «sobre seguro», en 2001 toda la compañía Enron resultó ser un esquema Ponzi creado para ocultar la verdad; la empresa tenía una gran hemorragia de dinero en efectivo y sus ganancias eran un espejismo.
Jeffrey Skilling, CEO de Enron |
Al igual que Gowex, los auditores, o bien no habían hecho su trabajo, o bien estaban en el ajo para ocultar la verdad a los inversores. El CEO de Enron, Jeffrey Skilling, fue condenado a 24 años de cárcel.
En cualquier caso, y dados los escándalos que han sucedido tras el escándalo Enron, los inversores ya no confían demasiado en las empresas de auditoría, las cuales han demostrado, mínimo, una enorme incompetencia cuando se trata de empresas cotizadas.
Sigue el dinero.
Las empresas crean valor a través de la venta de bienes y servicios con un margen sobre el coste de la producción y otros costos asociados. Este superávit genera un flujo de caja positivo que es evidente en los balances de las empresas.
Ese dinero, se puede almacenar en un banco como activo, reinvertirlo en el negocio o darlo a los inversores a través de dividendos.
Pero las empresas también pueden crear valor a través de la apreciación de sus activos. Por ejemplo, si la empresa tiene inmuebles en propiedad, los activos de la empresa pueden aumentar con la revalorización del precio de los inmuebles, pero sería sólo un activo en sus libros.
El uso de Entidades de Cometido Especial.
Enron se apoyó en las ECE (Special Purpose Entities) – Entidades de Cometido Especial por sus siglas en inglés, donde los activos de riesgo se desplazaban fuera del balance para ocultar el impacto en la entidad matriz.
En estas circunstancias, entender un informe consolidado de la compañía y seguir el rastro del dinero, se hace una tarea verdaderamente difícil incluso para los inversores más aventajados.
Yo mismo soy incapaz de comprender y llegar al fondo de las cuentas de una empresa que está engañando a los inversores de esta forma.
No obstante, por ejemplo, durante el apogeo Gowex, nunca llegué a entender de dónde salía el dinero que ganaba, cuando el resto de sus competidores no encontraban la forma de generar beneficios. Pero lo cierto es que nunca llegué a imaginar que había un cerebro detrás de Gowex falseando cuentas y mintiendo en sus beneficios.
Si le hubiésemos dicho al balance de Gowex: «Enséñame la pasta», probablemente hubiéramos tenido dificultades para seguirlo. Y esto nos lleva a la siguiente lección.
La información se oculta a simple vista.
Todos tenemos acceso a los informes de las empresas cotizadas. Mientras que para algunos es un dato que muestra únicamente los beneficios y evolución de la compañía, para otros, esos datos son una mina de información «casi privilegiada», pues ahí es donde entraría el verdadero «value investing», donde no sólo deberemos interrogar esos datos financieros, sino que los deberíamos comparar con todos sus competidores y buscar la evolución de todas las empresas de ese sector.
Los buenos inversores de la talla de Warren Buffett, Charlie Munger o Bill Ackman, pueden tardar semanas en analizar una empresa para invertir.
De hecho, Warren Buffett no llegó a invertir en la empresa con más potencial de América (Enron), pues no cumplía los estándares que Buffett le pide a una compañía. Irónicamente, Buffett hizo una inversión de 2.000 millones en Energy Future, y la empresa se ha acogido a la protección por bancarrota. Ni Warren Buffett está exento de equivocarse en el análisis.
El ejemplo de Gotham City Research.
Si hay una persona que sabe cómo interrogar los datos financieros de una compañía, ese es Daniel Yu, persona al mando de Gotham, la firma de inversión que averiguó «el timo» en las cuentas de Gowex. Sin duda, Daniel Yu sí sabe perseguir el dinero de las empresas.
Jenaro García, CEO de Gowex |
La inversión en bolsa probablemente sea la única industria en la que si de 100 personas, 99 dicen que una empresa es «cojonuda» y una sola persona dice que hay algo raro, debemos, por obligación, ignorar a las 99 personas y centrarnos en el argumento de esa única persona que ve algo raro, pues el sentimiento de «borreguismo» en bolsa hace que incluso los analistas de inversión más respetados se dejen llevar por el resto.