Ya hablamos de los hermanos Bert Y John Jacobs cuando expusimos 4 ideas de negocios sencillas que valían 100 millones de dólares. Y es que la idea de estos emprendedores fue tan sencilla como vender camisetas con mensajes optimistas del tipo «la vida es buena», «Disfruta de la vida»….
De hecho, la empresa que fundaron se llama Live is Good (la vida es buena), un mensaje de optimismo que adquirieron a temprana edad y que se convirtió en una filosofía de vida.
Bert y John son los más pequeños de 6 hermanos pertenecientes a una familia de clase baja de Boston, y cuentan en una entrevista de Business Insider que cuando estaban en el colegio, sus padres tuvieron un grave accidente de tráfico que estuvo a punto de costarles la vida. Finalmente, la madre logró salir con unos cuantos huesos rotos, y su padre perdió el uso de la mano derecha.
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El estrés y la frustración de la terapia física, así como la impotencia de su padre por la pérdida de movilidad, les hizo desarrollar un temperamento muy duro. Si ya de por sí, en su familia sufrían los problemas económicos, tras el accidente comprobaron que las situaciones en la vida, podían empeorar.
De hecho, entendieron que la vida no es perfecta, y no siempre es fácil. Suceden muchas cosas difíciles.
Pero su madre, Joan, aún pensaba que la vida era maravillosa, por lo que todas las noches, cuando toda la familia estaba sentada alrededor de la mesa mientras cenaban, le pedía a sus 6 hijos que le contaran algo bueno que les hubiera sucedido a lo largo del día.
Cuentan estos emprendedores, que aquel ritual de su madre, aquella sencilla pregunta, era capaz de cambiar la energía en la sala.
«Antes de que nos diéramos cuenta, gracias a aquellas simples palabras, todos estábamos bromeando y riendo recordando algunas cosas que nos habían ocurrido», cuentan los hermanos.
Aquello, día tras día, impedía el desarrollo de una mentalidad de víctima, del tipo: «Qué mierda de día he tenido hoy». En lugar de eso, en lugar de las quejas y lamentos, ellos bromeaban con el corte de pelo horrible de un compañero de clase, con un nuevo amigo que habían hecho, con un partido que habían ganado, un examen que habían aprobado o un proyecto interesante que les habían encargado.
«Ese optimismo fue algo que nuestra familia siempre tuvo, a pesar de los malos tiempos», escriben Bert Y John Jacobs.
Al crecer con una madre como la de ellos, la cual cantaba en la cocina, contaba historias animadas y les hacía sacar lo mejor del día a cada uno de los presentes, no importaba la mala situación que estuvieran atravesando.
«Ser feliz no depende de tus circunstancias. Mi madre nos mostró que el optimismo es una elección valiente que tú puedes hacer todos los días, especialmente frente a la adversidad».
En su libro, «Life is Good: The Owner’s Manual«, cuentan que su actitud inquebrantable en la vida es lo que les inspiró a crear su negocio de venta de camisetas, una empresa que no tardó en alcanzar los 100 millones, y cuya filosofía optimista (su lema) trasladaban al producto:
«La vida no siempre es perfecta, la vida no siempre es fácil, pero la vida es buena».
Y esa filosofía optimista aprendida de su madre, no sólo les ayudó en los negocios para superar los problemas de la gestión empresarial, sino que les ayudó en todos los aspectos de la vida, hasta el punto, que hoy día, hacen este ejercicio con sus empleados, pues según ellos, con este ejercicio consiguen que los empleados sean conducidos hacia la construcción de los éxitos, y no a detenerse tanto en los desafíos.
Ver: Construí un negocio de 100 millones tras ser despedido por emborracharme en un evento de la empresa.
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