¿Por qué debemos ser más atractivos? Porque ser atractivo abre puertas en todos los ámbitos de la vida. Y debemos distinguir la diferencia entre ser guapos y atractivos, pues la belleza puede esfumarse, pero el atractivo puede permanecer una vez que la belleza se haya ido.
Las personas atractivas no sólo tienen mejores cartas para gustar a una persona, sino que según la ciencia, una persona atractiva gana más dinero que la media, tiene más facilidad para acceder a un puesto de trabajo e incluso menos probabilidad de ser juzgado por un delito al caer mejor a un jurado por el simple hecho de ser atractivo. Es lo que en psicología se denomina el efecto halo, que es atribuir cualidades y capacidades a una persona por el simple hecho de ser atractiva.
¿Qué nos hace parecer menos atractivos?
Ante todo, debemos tener claro que el atractivo no sólo es una cuestión física, sino que también es una cuestión de actitud y personalidad.
Según diferentes estudios científicos, existen algunos puntos clave que pueden provocar una pérdida de atractivo en el ser humano: una pérdida de atracción física, una pérdida de credibilidad, una pérdida de confianza en la persona. Básicamente, ciertos puntos pueden hacernos pasar de gustar a una persona a no gustar absolutamente nada.
1. Soberbia, prepotencia, chulería…
En ocasiones, nos movemos en líneas muy finas donde podemos pasar de ser personas muy seguras de sí mismas a ser prepotentes, de ser muy inteligentes a dar la sensación de prepotentes y soberbios.
La soberbia es el sentimiento de superioridad frente a los demás. Suelen gustar las personas humildes, por lo que si eres percibido como soberbio, prepotente o chulo, te habrás cargado todo atractivo.
2. Mentir.
Puedes poner en duda 100 cosas verdaderas si te cazan en una sola mentira. Y no necesariamente debe ser una gran mentira. Por regla general, ocultar o mentir con respecto tu edad, hace que se te perciba como una persona insegura, así como el mentir con tu profesión o puesto de trabajo dentro de una compañía o decir que ganas más de lo que en realidad percibes, te hará quedar como un «fantasma». Está claro que las personas mentirosas no suelen ser de fiar. Sólo necesitas una.
3. Pereza.
No sólo es un pecado capital, sino que la ciencia dice que las personas que muestran su sedentarismo y pereza, suelen ser perezosas para todo, además de no gozar de una buena salud física, lo cual se suele palpar a simple vista. Es por eso que según diversos estudios científicos, algunos directores de Recursos humanos no contratan a obesos no por una cuestión de imagen, sino por lo que imaginan que hay detrás de su obesidad: dejadez y pereza.
4. El olor.
Hoy día, una persona que huele bien, no tiene por qué ser más atractiva, pero alguien que huela mal, sin duda, se ha cargado la posibilidad de ser atractivo. Y puede que ese día esa una excepción, pero la persona con la que tienes un primer contacto no lo sabe, por lo que automáticamente te descartará por no ser una persona higiénica.
5. La falta de sentido del humor.
El sentido del humor abre puertas al mostrar que eres una persona alegre y de carácter afable. A nadie le atraen las personas demasiado serias, pues suelen resultar menos accesibles que las personas divertidas. A menudo, aunque no tiene por qué, una persona demasiado seria puede dar la sensación de ser un amargado. Y a nadie le gustan las personas amargadas.
6. Lenguaje corporal forzado.
El problema de que casi todo el mundo conozca hoy día la importancia del lenguaje corporal, es que muchos fuerzan sus posturas para aplicar lo aprendido, perdiendo así su naturalidad y espontaneidad, siendo la naturalidad lo que nos hace más atractivos, y por lo tanto, la pérdida de dicha naturalidad, provoca el efecto contrario.
7. El estrés.
Si quedas con una persona sosa para comer, tarde o temprano te contagia el aburrimiento. Si quedas con una persona que muestra unas claras señales de estrés, tarde o temprano te estresará. Asimismo, el estrés se marca en nuestro rostro y en ocasiones en nuestro lenguaje corporal, por lo que nuestra presencia queda dañada.
8. La falta de sueño.
La falta de sueño puede provocar diferentes percepciones sobre nosotros, según el tipo de persona. Nos puede hacer parecer personas menos atractivas y sanas, incluso más triste. Si eres, además, de los que se le nota con más facilidad en la cara, la pérdida de brillo, la mirada triste y las ojeras pueden dar lugar a elucubraciones.
Y fuera de estos puntos clave, ya tendríamos lo más obvio, que sería nuestra forma de vestir, nuestro color de piel, hacer trampa con el calzado, los adornos en nuestra vestimenta, etc…
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