Hay muchas cosas que no podemos saber de una persona a los 30 minutos de conocerla, pero en menos de 5 segundos, podemos saber si una persona es tímida e insegura. Así que vamos a exponer algunos trucos o técnicas para causar una buena impresión a los desconocidos cuando entramos a una sala llena de gente, a un local o evento.
Y es que el nerviosismo, la timidez y la inseguridad, son algunas cosas que la gente no debería percibir sobre nosotros, porque nos puede cerrar muchas puertas.
No podemos cambiar el hecho de que, al igual que hay personas que se sienten cómodas entrando en una sala de desconocidos, hay personas que les cuesta horrores pisar una habitación «cargada» de desconocidos.
No podemos ayudarte en unos días para que dejes de ser tímido, ni te podemos evitar el exceso de sudoración que podrías sufrir ante la situación de estrés que te pueda suponer dicho evento. Muchas personas optan por pasar completamente desapercibidas en estos casos, y no llamar mucho la atención, pero lo cierto es que como no son ni un cuadro ni un adorno, precisamente su enfoque en la discreción, es lo que en ocasiones les causa ser el centro de atención por su apatía, y su asociabilidad. Ten en cuenta que ellos no saben que eres tímido, y únicamente perciben que eres un poco «rarito».
Cómo causar una buena impresión a desconocidos
Con estos «trucos» o consejos, no sólo vamos a buscar que no parezcas tímido, sino que hagas una entrada triunfal, causes una buena impresión e incluso que parezcas una persona influyente.
1. Entrada de impacto para una persona impactante.
«Nunca hay una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión», por lo que comenzando por algo evidente, intenta ser atractivo. Y como siempre suelo decir, aunque suene repetitivo, he dicho atractivo, no guapo. No todos podemos ser guapos, pero prácticamente todos podemos ganar algo de atractivo con una serie de cuidados. Ya dimos 16 consejos para ser más atractivo (no para parecerlo, sino para serlo)
Tu lenguaje corporal, tu pigmentación facial (puedes coger color en sólo 3 horas usando toallitas autobronceadoras), puedes ganar 5 centímetros de altura, etc… Y ante la duda, sé el mejor vestido de la sala; que vean a una persona elegante nada más entrar.
2. El saludo.
Entra sonriendo. No a carcajadas ni sonrisas de oreja o oreja, sino una leve sonrisa, es decir, como si estuvieras feliz (por si ese día no te sientes feliz). Como si te gustara lo que estás viendo al entrar.
Saluda a la multitud.
Algunas personas no saludan al entrar en una sala de desconocidos porque no conocen a nadie. Otros sólo saludan a la gente con la que se van cruzando.
Lo suyo es nada más entrar, saludar a toda la sala. No hace falta que grites, pero con voz profunda dí alto y claro «buenos días» o «buenas tardes».
Y no bajes la mirada.
Mantén el contacto visual con la multitud conforme entras. Y aunque hayas saludado a toda la sala, conforme avanzas, saluda a las personas que hagan un contacto visual contigo.
No vayas rápido.
Haz ese recorrido caminando de una forma tranquila. Disfruta de lo que ves. Observa relajadamente el entorno. Eso demuestra confianza en uno mismo.
3. Saluda a tu amigo imaginario.
Si no tienes a ningún amigo o conocido en la sala, no te preocupes, porque sí tienes a un amigo. Este es un pequeño truco para parecer popular o amigable, y es un truco que suelen emplear los artistas de la seducción, y que tiene su efectividad más que comprobada.
Una vez has saludado a la multitud y estás haciendo tu recorrido lentamente a través de la sala saludando igualmente a las personas que hacen contacto visual contigo, dirige tu mirada al fondo de la sala y saluda a tu amigo imaginario con más entusiasmo, y usando la mano. Puedes incluso decirle «cuánto tiempo», o «Me alegro de verte, luego hablamos».
Y no te preocupes si alguien mira para atrás para ver a quién has saludado. Podría haber sido a cualquiera. ¿Por qué saludar al amigo imaginario?
En primer lugar, porque la gente asume que conoces personas. Y en un evento de desconocidos, eso te hace parecer…. una persona que conoce a otras personas de la sala. La psicología dice que eso te convertirá en una persona más interesante y de fiar.
Y en segundo lugar, ya sabes que ese gesto te ha hecho parecer una persona más confiada y segura, por lo que en estos momentos, ya deberías estar más confiado y seguro de ti mismo.
(Ver: Los 3 pilares de la confianza inquebrantable en uno mismo)
4. Cosas que pasan.
Si eres de los/las que suelen sudar, en el caso de los hombres, aunque haga calor, no te quites la chaqueta. En el caso de las mujeres, ya sabéis de sobra cómo evitarlo u ocultarlo.
En ocasiones, incluso algunos políticos han cometido el error de quitarse las chaquetas en un debate mostrando sus axilas sudadas. Algunos no tardaban en decir que se debía a una falta de higiene, pero lo cierto es que por regla general, prácticamente todos los políticos y gente de negocios en una reunión «dificultosa» suelen estar sudando. Es por eso que parte de la esencia de la chaqueta en actos públicos, aunque algunos no lo crean, es para esconder el sudor.
Incluso yo, que no soy una persona de sudar (he llegado a correr varios kilómetros sin soltar una gota de sudor), en 5 minutos en una mesa de negociación, ha habido veces que he pensado que me estaba desaguando.
5. La clave siempre estará en la sonrisa y el contacto visual.
Pueden fallar muchas cosas a la hora de intentar generar una buena impresión, pero en el contacto visual no podemos fallar, pues no existe ni un sólo pensamiento bueno de las personas que no miran a los ojos, desde lo menos perjudicial, que puede ser la timidez, hasta las teorías de que tienes algo que ocultar y eres de poco fiar.
Por lo tanto, siempre miraremos a las personas a los ojos, tanto a la hora de darles la mano (con firmeza y seguridad) como a la hora de estar hablando y que te estén hablando.
Y con respecto a la sonrisa, por sí sola se contagia. Una sola sonrisa puede sacar una sonrisa en la otra persona. Sonríe como si de verdad te encantara hablar con esa persona.
(Ver: 11 secretos de las personas irresistibles)
6. Hasta que muestren lo contrario….
Es inevitable hacer prejuicios sobre las personas. Recuerda que todo el mundo en esa habitación es buena persona hasta que demuestre lo contrario. Todo el mundo merece nuestro respeto hasta que demuestre lo contrario.
Tienes mucho que ganar y muy poco que perder. Así que ábrete a la gente, y escúchales.
7. ¿Y si no se me acerca nadie para hablar en toda la noche?
Perfectamente podría pasar, y no es plan de que te pusieras a hablar con tu amigo imaginario. Cuando eres tú el que debe hacer el acercamiento, ya existen otro tipo de técnicas de las que hablamos en nuestro artículo: «Cómo gustarle a las personas que acabas de conocer«, donde en el primer punto explicábamos una técnica de acercamiento que quizás no sea efectiva en todos los eventos:
Si eres tú el que se acerca a una persona, hay que hacer lo contrario de lo que haríamos en una entrevista de trabajo. Observa varias veces el reloj y asegúrate de que esa persona crea que tienes prisa.
Imagina que estás sentado en un bar, y una persona se sienta contigo y pide una cerveza. No conoces de nada a esa persona, por lo que inmediatamente tu cerebro piensa que podría ser alguien muy pesado que te va a dar la tarde o la velada en caso de que no te guste la conversación.
Surgen las preguntas: «Quién es éste, qué querrá y cuánto tiempo me va a estar dando la chapa».
Ahora bien, si tienes la sensación de que esa persona debe irse en 5 minutos, no sentirás la misma repulsión, pues sabes perfectamente que si no te gusta su conversación, sólo le aguantarás un poco de tiempo y no te verás en la tesitura de tener que irte tú o echarlo.
8. La postura.
En este caso ya estamos hablando una vez más del lenguaje corporal (ver: 7 técnicas de lenguaje corporal).
Después de la primera impresión al entrar en una sala, tu postura es lo siguiente por lo que te van a juzgar.
Cuando estés parado, párate derecho pero relajado, con los pies bajo la misma apertura de tus caderas. Los brazos colgando, evitando la postura del botijo o manos en los bolsillos.
Hazte tan alto como te sea posible, saca pecho, y dirige los hombros hacia atrás. Si haces esto literalmente, parecerás el vampiro rígido de Crepúsculo, así relaja un poco los hombros y no infles tanto el pecho.
Si en algún momento debes sentarte…
Siéntate derecho, pero no rígido y mantén rígido el abdomen. Evita los pies nerviosos y deja que se peguen al suelo con una longitud de apertura igual a la de nuestros hombros.
Tener los pies demasiado juntos cuando estás sentado, indica timidez e inseguridad. Demasiado abiertos significa pasotismo y chulería, por lo que una apertura correcta es el punto ideal.
En resumen:
La mente humana es crítica por naturaleza y el sistema intuitivo del cerebro sacará sus propias conclusiones en unos pocos segundos. El cerebro, de forma automática activará las siguientes preguntas:
- ¿Esta persona es una amenaza?
- ¿Es atractiva esta persona?
- ¿Podría ser interesante -socialmente hablando- para dedicarle mi tiempo?
Lo del atractivo es algo automático. Cuando conoces a una persona del sexo opuesto (incluso del mismo sexo), sabes si esa persona es atractiva o poco atractiva.
Lo de si eres una amenaza, es el mecanismo natural más antiguo del ser humano. De hecho, el que ha mantenido con vida a nuestra especie. En este caso, en cierto modo lo hemos paliado gracias a nuestro amigo imaginario, pues la gente que saluda de forma efusiva y con una sonrisa a otra persona, suele tener menos probabilidad de ser un peligro (al menos en la percepción).
Y si sigues en cierto modo estos consejos, creo que el cerebro de los asistentes responderá de forma positiva ante la pregunta sobre si eres interesante.
Ver: 8 formas de influir en las personas, según Cialdini, autor de Influencia
*Este artículo es una actualización de un anterior artículo titulado «Cómo causar una buena impresión a primera vista ante desconocidos»