En 2007, Al-Walid, jeque, miembro de la familia real saudí y puesto número 29 en el Ranking de los más ricos del mundo elaborado por Forbes, encargaba a la casa Airbus el que sería el Jet privado más grande de la historia, además de ser el más lujoso y por tanto, el más caro, al no escatimar en todo tipo de detalles.
La casa Airbus ya está dando los últimos retoques a lo que se ha denominado el «palacio volador». El avión consta de dos plantas y una capacidad para alojar a 850 personas en su interior, aunque no se ha fabricado con la idea de alojar a tantas personas y únicamente será usado por el jeque, sus guardaespaldas y el personal de servicio.
Según el Dailymail, el avión habría costado 400 millones de euros, de los cuales 45 millones de euros corresponden a un cuarto de baño fabricado en oro.
Las características que convierten este avión en un palacio volador serían las siguientes:
- 73 metros de longitud. Nada mal teniendo en cuenta que un avión de pasajeros no suele pasar de los 50 metros.
- Tiene dos plantas sin contar con la planta baja que hace de bodega-aparcamiento.
- Dos ascensores (personal y de servicio)
- Establo para caballos y camellos.
- Garaje amplio para 2 Rolls Royce (el suyo y el duplicado de seguridad)
- 5 suites lujosas, cada una de ellas con un baño privado.
- Una sala de conciertos, provista de piano y butacas.
- Capilla de oración con una plataforma de estructura giratoria controlada por ordenador para mantenerse siempre orientada hacia la Meca.
- 20 asientos-cama para los huéspedes adicionales (equivalente a viajar en primera clase).
Lo mejor de todo, es que el jeque tiene pensado utilizar el avión únicamente 1 vez al mes. Del mismo modo, Al-Walid encargó un yate en la misma línea, el cual se espera que lo entreguen en 2014. El Yate tendría 173 metros de longitud y un precio cercano a los 400 millones de euros.
Estos son los pequeños caprichos de este jeque, el cual invirtió 200 millones de euros en Twitter y actualmente está construyendo en Arabia el rascacielos más alto del planeta.
