El Presidente del Gobierno Español, Mariano Rajoy, ha comunicado que la reforma de la fiscalidad en las plusvalías bursátiles castigará a aquellos inversores que vendan sus acciones el primer año, con una subida histórica que podría llegar hasta los 30 puntos por encima de la actual tributación.
Eso, sí, nuevamente se busca una medida de recaudación, supuestamente para cercar a los especuladores, que terminará dejando libres a los verdaderos especuladores, castigando sobre todo a los particulares, ya que esta reforma se hará con una subida del IRPF (Impuesto sobre la Renta de –Personas Físicas–). Se gravarán las ventas de acciones en el primer año con un tipo marginal del IRPF de hasta el 56%, según importes y tramos.
No obstante, Hacienda estudia la posibilidad de castigar a los accionistas que se desprendan de las acciones antes de 24 meses, es decir, obligar a los inversores 1 año más si no quieren pagar el 56% de sus plusvalías generadas.
Esta medida se ha hecho a lo español, como sólo y únicamente nosotros sabemos hacer las cosas, y es que esta reforma deja fuera de tributación a sociedades e inversores extranjeros, precisamente los que están especulando en el mercado hasta el punto de expulsar a los inversores españoles al no soportar la volatilidad que provocan.
Por otra parte, se verán beneficiados los famosos fondos de inversión (esos que jamás aconsejamos) aunque tienen ventajas con respecto a la tributación, al permitir diferir el pago de impuestos hasta el momento de rescatar la inversión, donde el ahorrador puede traspasar su patrimonio de un fondo de inversión a otro sin pasar por Hacienda.
Y así están las cosas. Ahora sí que podemos decir eso de que si compras una acción, debes estar dispuesto a casarte con ella de por vida, ya que incluso el divorcio bursátil acabará saliendo caro.
