Nicolás Maquiavelo, fue el autor del famosos libro «El Príncipe«, un clásico que a menudo se le recomienda leer a los ejecutivos junto con el Arte de la Guerra de Sun Tzu, como forma de encontrar algunas lecciones tanto de negocios como de liderazgo. Pero claro, algunos lectores, pueden sentirse algo defraudados al encontrar un libro en el que se habla de cómo debía ser la gestión de un príncipe hace cientos de años, buscando la mejor forma de conquistar nuevos reinos y someter a sus habitantes, al mismo tiempo que debía protegerse de su propio ejército.
Pero en esas líneas, que en ocasiones muestran un libro enfocado a la política, sí que se pueden extraer algunas lecciones para el liderazgo y la manipulación de los súbditos, donde en ocasiones únicamente debemos, al igual que con Sun Tzu, cambiar la palabra «príncipe» por «empresario o líder», «súbditos y soldados» por «empleados», y «enemigos» por «competencia».
Y ahí encontraríamos algunas lecciones de negocios y una parte del liderazgo negro, que si bien hoy día podría parecer que está desfasado al venderse el nuevo líder como una especie de sirviente al servicio de empleados, hay algo que aún no se ha quedado desfasado, y a lo que Maquiavelo hace referencia; la naturaleza humana del hombre, el cual, en muchos caso estará al acecho para intentar derribarnos en cuanto tenga oportunidad. Y ese tipo de víbora la podemos encontrar en nuestro propio círculo.
Aquí extraemos algunos de los mejores fragmentos del libro que podrían ser útiles o no para el actual liderazgo en los tiempos de hoy. Una cosa os puedo garantizar, y es que en todo el libro no dice ni una sola tontería.
Lecciones de Maquiavelo que podemos extraer de El Príncipe.
(Ver también: 7 libros clásicos de negocios que todo el mundo debería leer)
Sobre si es mejor ser amado o temido.
Un líder debe ser amado y temido, pero según Maquiavelo, ambas cosas no se pueden conseguir.
1. … Los hombres tienen menos cuidado a la hora de ofender a un príncipe que se haga amar que a uno que se haga temer; porque el amor es un vínculo de gratitud que los hombres, perversos por naturaleza, rompen cada vez que pueden beneficiarse; pero el temor es un miedo al castigo, y ese miedo nunca desaparece.
Sobre ser un líder cruel.
2. Un líder no debe preocuparse de que lo acusen de cruel, siempre y cuando su crueldad tenga por objetivo mantener unidos y fieles a sus súbditos; porque con pocos castigos ejemplares será más clemente que aquellos que por clemencia dejan crecer los desórdenes…. y es sobre todo un líder nuevo el que no debe evitar los actos de crueldad, pues toda dominación, trae consigo infinidad de peligros, entre ellos los enemigos.
¿Por qué es mejor ser temido que amado?
3. …Como el amar depende de la voluntad de los hombres y el temer de la voluntad del líder, un líder debe apoyarse en lo propio y no en lo ajeno, pero siempre teniendo cuidado de no ganarse el odio.
(Para Maquiavelo, el que nos teman dependen de nosotros. Nosotros podemos infringir temor, pero, en cambio, no puedes obligar a nadie para que te ame, y por eso es mejor el que nos teman antes de buscar el que nos amen. Pero nos pueden temer sin llegar a odiarnos, pues no siempre se odia a todo aquel que tememos. El temor puede causar respeto, mientras que el odio puede causar deseos de venganza, y por eso hay que evitarlo)
4. …Una regla que rara vez falla: «El que ayuda a otro a hacerse poderoso causa su propia ruina; porque es natural que el que se ha vuelto poderoso recele de la misma astucia o de la misma fuerza de quien le ayudó a hacerse poderoso.
Sobre la innovación.
5. El innovador se transforma en enemigo de todos los que se beneficiaban de las leyes antiguas, y no se granjea sino la amistad tibia de los que se beneficiarán con las nuevas. Tibieza en éstos, cuyo origen es, por un lado, temor a los que tienen de su parte la legislación antigua, y por otro, la incredulidad de los hombres que nunca se fían de las cosas nuevas hasta que ven sus frutos.
6. … pues se engaña quien cree que entre personas eminentes, los beneficios nuevos hacen olvidar las ofensas antiguas.
(Es decir, si hoy has ofendido o dañado a alguien, aunque mañana le compenses o le proporciones una recompensa, ésta persona no olvidará la anterior ofensa o daño)
El trabajo con mercenarios.
7. El príncipe cuyo gobierno descanse sobre soldados mercenarios no estará nunca seguro ni tranquilo, porque están desunidos, porque son ambiciosos, desleales, valientes entre los amigos pero cobardes cuando se enfrentan a los enemigos; porque no tienen disciplina, y ya durante tiempos de paz, despojan a su príncipe tanto como sus enemigos en tiempos de guerra, pues no tienen otro amor o pasión que la paga del príncipe, la cual, por otra parte, no es suficiente como para que deseen morir por él.
(Si cambiamos las palabras príncipe por empresario, soldados por trabajadores y mercenarios por trabajadores sin otra motivación o cultura además del dinero, tendremos el mismo problema en cualquier empresa.)
La preparación.
8. Aquel que en un principado no descubre los males sino una vez nacidos, no es verdaderamente sabio; pero ésta es una virtud que pocos tienen.
(Es comparable a ese viejo dicho en los negocios que dice: «hay que ver y atacar un problema antes que éste se convierta en una emergencia)
9. …. El estar desarmado te hace despreciable, porque entre una persona armada y otra desarmada no hay comparación posible, pues no es razonable que la persona armada obedezca a la persona desarmada, ni que un príncipe desarmado se sienta seguro ante servidores armados, y por otra parte, un príncipe que no entienda de cosas militares, no puede ser estimado por sus soldados.
10. …. un príncipe jamás debe dejar de ocuparse del arte militar, y durante tiempos de paz debe ejercitarse más que en tiempos de guerra; lo cual puede hacer de dos formas: con la acción y con el estudio.
(Sin lugar a dudas, lo mejor para enfrentarse a cualquier lucha, tanto si hablamos de ejércitos como de competencia empresarial, es estar lo más preparados posibles, conocer a tu enemigo y el terreno donde te mueves, pues aquí entraría la famosa frase de Sun Tzu: «Toda batalla es ganada antes de ser librada», y es que las batallas no se ganan durante la batalla en sí, sino durante el tiempo que te estás preparando para la batalla.)
La planificación.
11. Filopémenes, tenía entre otros méritos, el de que en tiempos de paz únicamente pensaba en cosas que incumbían a la guerra. Cuando iba de paseo con sus tropas, siempre preguntaba: «Si el enemigo estuviera en aquella colina y nosotros aquí, ¿de quién sería la ventaja?
Y si quisiéramos retirarnos ¿cómo deberíamos proceder? ¿cómo los perseguiríamos a través de estas montañas si fueran ellos los que se quieren retirar?, él siempre exponía todos los escenarios que podían darse en el campo de batalla, y por eso siempre supo guiar a sus ejércitos; pues nunca se le presentó un escenario en el campo de batalla que no tuviera ya previsto.
La importancia de estudiar a los mejores.
12. … el príncipe debe estudiar la historia, debe examinar las acciones de los hombres ilustres, ver cómo han actuado en la guerra, analizar el por qué de sus victorias y sus derrotas para evitar éstas y lograr aquéllas.
(Fijarse, estudiar y aprender de otros empresarios que han tenido éxito, nos dará las claves de lo que debemos hacer para alcanzar la meta que nos hemos puesto, del mismo modo que fijarnos en los fracasos de otras personas, nos dará las directrices de aquello que debemos evitar hacer.)
13. … no permanecer nunca inactivo en tiempos de paz, sino, por el contrario, hacer acopio de enseñanzas para valerse de ellas en la adversidad, a fin de que, si la fortuna cambia, lo halle preparado.
Sobre las virtudes y competencias.
14. No es necesario que un líder posea todas las virtudes que se le requieren, pero es indispensable que aparente poseerlas, y hasta me atreveré a decir ésto: el tenerlas y aplicarlas es perjudicial, mientras que el aparentar tenerlas es útil…. es indispensable pues, que tenga una inteligencia capaz de adaptarse a todas las circunstancias, y que no se aparte del bien mientras pueda, pero que, en caso de que fuera necesario, no titubee en entrar en el mal.
Sobre la objetividad y neutralidad.
15. … El abrazar a un partido es siempre más conveniente que el permanecer neutral, porque en caso de guerra, si no te has definido por ninguno de los dos bandos, siempre serás presa del vencedor, sea quien sea, porque el vencedor no quiere amigos sospechosos que no le ayudaron en la adversidad, mientras que el vencido no puede ofrecer ayuda a quien no luchó junto a él en la adversidad.
(Y lo cierto es que todo el mundo dice gustarle las personas objetivas, imparciales y neutrales, cuando en realidad, esa virtud de ser objetivo, a menudo es una de las más perjudiciales, porque por mucho que te veas como amigo de los dos, realmente eres el enemigo de ambos).
La importancia del equipo.
16. La primera opinión que se tiene del buen o mal juicio de un príncipe, se funda en base a los hombres que lo rodean. Cuando no elige personas competentes y fieles, no podrá considerarse prudente a un príncipe cuyo principal error lo comete en la elección de las personas que lo rodean.
(tanto en los negocios, como en la vida, la calidad de las personas de las que te rodeas, predicen tu éxito)
17. …. No hay mayor error que decirle a tus hombres que no te ofenden al decirte la verdad; porque resulta que, cuando todos pueden decir la verdad, éstos faltan al respeto, por lo que un líder con buen criterio debe elegir a unos pocos hombres de su confianza y que únicamente ellos puedan decirle la verdad sin adornos.