La vida es la suma de momentos. Los momentos se componen de tiempo. ¿Quieres disfrutar de la vida? Pues deja de perder el tiempo y céntrate en lo que realmente importa, y aplica esto a cualquier área de la vida, tanto a nivel personal como a nivel profesional. Sobre todo deja de perder el tiempo en esas cosas o pensamientos que lo único que hacen es desgastarte emocionalmente.
Si escuchamos lo que tienen que decirnos personas de cierta edad o que ya tienen un amplio recorrido en la vida, todas llegan a la misma conclusión e incluso reconocen que de haberlo sabido, hubieran dejado de perder su tiempo y energía en esto.
Cosas en las que no debes perder el tiempo.
1. Ocupación excesiva.
Si a lo largo del día no puedes sacar algo de tiempo para ti, para tu disfrute, para descansar o para recargar energías, así como para hacer algo que te guste, en muchos casos representa únicamente que no te estás organizando nada bien. Se suele decir que nadie está tan sumamente ocupado como para no poder dedicarse una hora o un par de horas al día para sí mismo. En el caso de que realmente esto sea así, es posible que haya llegado el momento de replantearte darle un giro a tu vida, porque la situación ha secuestrado tu vida.
2. Los dramas innecesarios.
Hay personas que pareciera que aman los dramas en su vida, porque si no tienen dramas hacen todo lo posible por encontrarlos. Si algo sabemos a día de hoy es que la mayoría de las cosas que nos preocupan suelen ser tonterías a las que damos mucha importancia porque no somos capaces de simplificar nuestra vida. Si una persona tóxica te complica la vida, no trates con esa persona.
Si alguien te proporciona más dolor que placer, deshazte de esa persona. En muchos otros casos, sencillamente estamos rodeados de un colorido jardín pero nuestra mente se enfoca únicamente en una única flor machita en mitad de todo el color. Sé inteligente para no perder el tiempo con este tipo de pensamientos, pues cuando adquirimos la fea habilidad de centrarnos en el drama, en todo lo negativo, el fantasma de la depresión comienza a acecharnos. Cambia tu forma de pensar, sobre todo tu forma de enfocarte en lo positivo, y verás como tu vida mejora.
Ver: La única diferencia entre la paz mental y el estrés es la actitud
3. Desear aquello que no tienes.
Estamos programados para no apreciar lo que tenemos y, en cambio, desear lo que otros tienen. Y esto ocurre desde que somos niños. ¿Recuerdas con qué ilusión deseabas ese juguete que no tenías?¿Recuerdas lo rápido que perdiste el interés por el juguete una vez lo tuviste?
No siempre tendrás todo aquello que CREES QUE DESEAS, pero recuerda que hay gente que mataría en estos momentos por tener lo que ahora mismo tienes. Y esto no es hacer apología del conformismo, es simplemente recordarte una ley básica en neurociencia: Rara vez serás feliz si consigues lo que crees que necesitas para ser feliz, si no logras ser feliz con lo que ya tienes. Más resumido: La felicidad nunca llega a aquellas personas que no son capaces de apreciar lo que ya tienen.
Si desconfías de esta afirmación, solo recuerda cómo han acabado más del 90% de las personas que recibieron un gran premio de lotería: Arruinadas, muertas o con problemas de drogas y alcoholismo. ¿Por qué? Porque consiguieron por fin aquello que pensaban que necesitaban para ser felices.
Vídeo: El síndrome del Niágara y cómo afecta a tu vida sin que lo sepas.
4. Distracciones que te impiden disfrutar de momentos especiales.
La tecnología en este sentido ha sido un gran atraso. Lo veo en cualquier reunión de amigos e incluso en una cena de pareja donde ambos están en la misma mesa pero cada uno con su móvil en la mano. En otras ocasiones, permitimos que el trabajo se meta en nuestra vida privada y viceversa.
Tienes que aprender a enfocarte en aquello que estés haciendo. Cuando estés trabajando, trabaja y hazlo de la mejor forma que puedas. Sin distracciones. Cuando estés con tu familia o con tu pareja, o con tus amigos, céntrate en disfrutar de esos momentos. Sin distracciones.
Algún día descubrirás que cualquier momento pudo ser especial si hubieras sido capaz de vivirlo. Y es que hay veces que estamos presentes pero en cierto modo ausentes.
Ver: 6 Historias cortas que te harán reflexionar y cambiar tu forma de pensar
5. Compararte con los demás.
¿Quieres ser un desgraciado perpetuo? Dedica parte de tu tiempo a compararte con los demás. Es la mejor forma de perder el tiempo y robar tu felicidad. Es también lo que te llevará a tomar las peores decisiones en la vida.
Se comienza comparándose con otros, se prosigue deseando lo que ellos tienen, y acabamos intentando aparentar que somos como ellos. ¿Resultado? Toda una vida haciendo el idiota, perdiendo el tiempo en intentar mostrar al mundo lo que no eres y en muchos casos gastando dinero en aparentar lo que no eres. ¿Existe alguna otra forma más eficaz de convertirte en una persona infeliz?
Con la única persona que debes compararte es contigo mismo y convertirte en la mejor versión de ti mismo. Medir tu progreso de ayer a hoy. Es decir, al único que debes superar es a tu «yo de ayer.»
6. Pensar en quién fuiste o lo que perdiste en el pasado.
Probablemente el pensamiento más desgastante que existe es dedicar tiempo a pensar en el pasado. Ese empresario que un día tuvo una gran empresa, pero que acabó en la quiebra, y ante las dificultades de la vida presente únicamente tira de recuerdos de lo que un día fue.
Para bien o para mal, no importa lo que fueras ayer. Importa quién eres hoy y lo que estás dispuesto a hacer hoy para mejorar tu situación mañana.
Como siempre decimos, el pasado no debe ser un lugar donde vivir, sino una catapulta para impulsarte. El pasado es precisamente lo único que hagamos lo que hagamos, jamás podremos cambiarlo. En cambio, el futuro sí que lo podemos escribir desde hoy.
Ver: Formas de arruinar tu vida y no fracasar en el intento.
7. Dejar de preocuparse por lo que los demás piensen de ti.
Y en este punto no quiero que se tergiverse. A menudo, lo que los demás dicen de ti, sí que importa, pues se le llama reputación y no nos podemos dar el lujo de tener una mala reputación. Pero en la mayoría de los casos, somos esclavos del miedo por lo que los demás puedan decir de nosotros.
Durante la crisis hipotecaria hubo personas que perdieron sus viviendas y se acabaron suicidando. ¿Qué llevó al suicidio a muchas de estas personas? No fue el embargo de su vivienda en sí. Fue ese sentimiento de vergüenza ante sus vecinos, ante sus amigos.
Es por eso que hay empresarios que una vez lo pierden todo, acaban llevando una vida normal, e incluso acaban remontando el vuelo otra vez, mientras que otros empresarios acaban quitándose la vida tras perderlo todo. No es la situación en sí en estos casos, es la posición en la que te expone la situación de cara a los demás.
Son las consecuencias de ser esclavos de la opinión de los demás.
Ver: 10 cosas que me hubiera gustado que me dijeran a mis 20 años
8. La definición de éxito y felicidad de los demás.
Ojo con esto porque vivimos en la época de la «felicidad plena.» Algunos vendeburras venden la idea de que la felicidad es siempre pensar en positivo y gestionar las emociones de forma que vivamos 24/7 en una especie de estado de sobredosis de dopamina.
Para otros, si no eres un emprendedor que tiene su propio negocio, simplemente eres un pobre fracasado que trabaja para el sueño de otro empresario.
Estos mensajes inundan internet de forma peligrosa, pues nos están dando una definición de éxito y felicidad que no se corresponde con la realidad. El mundo necesita médicos, abogados, ingenieros y buenos trabajadores que hagan crecer las empresas. No todos pueden ser empresarios (ni deben, porque emprender no es para todo el mundo)
Y esto va más allá. Las redes sociales se encargan a diario en mostrar la felicidad de la gente. Veo perfiles de Instagram que si no conociera personalmente, pensaría que realmente son felices solo al ver lo que quieren transmitir. Vivimos en un mundo digitalmente falso que muestra una realidad digitalmente falsa, y no deberías perder tu tiempo en comprar muchas de estas ideas, o de lo contrario, vivirás tan infeliz como el que intenta venderte su secreto de la felicidad.
A veces es bueno cabrearse y decir abiertamente lo que te molesta, lo que te irrita. Lo único que no debes hacer es mantener ese estado de ira más tiempo del necesario. La felicidad es un balance general con su «debe y con su haber.» Lo que debes intentar es que este balance con sus sumas y restas acabe siendo positivo.
Buenos consejos amigo Carlos