Algunos coaches dicen ser como un barco que lleva a una persona a buen puerto. Me gusta esa definición, pero en muchos casos veo más útil ser el que le mete un “guantazo” de realidad a esa persona para hacerle reaccionar.
Llevo más de 12 años compartiendo publicaciones en internet a través de este portal y en el canal de Youtube más recientemente, donde además de compartir artículos para emprendedores e inversores, también compartimos consejos y lecciones de vida dentro del desarrollo personal.
Personalmente, siempre me he distinguido por meter grandes dosis de realidad y sentido común. Mi psicología es diferente, mi coaching es diferente. Hay quien te aconseja que ante personas indeseables, mantengas la calma y la compostura, y yo soy de los que te aconseja que tomes un vaso de agua para asegurarte de que te estás vocalizando correctamente cuando les digas “vete al carajo”.
No suelo aconsejar nada que yo mismo no haya usado, vivido o que esté respaldado de alguna manera por la ciencia o psicología, aunque a veces la propia ciencia no sepa que está respaldando esto. Es decir, muchos científicos critican la corriente del pensamiento positivo, pero es la propia ciencia la que avala los beneficios del pensamiento positivo. Y no voy a entrar en esta dicotomía.
He asesorado a ejecutivos en la correcta gestión emocional antes de saber que existía algo llamado coaching, y nunca me ha gustado que me llamen coach, debido a que la palabra coach se ha prostituido hoy día. De hecho, no me considero un coach. Quizás algún día me invente la profesión de estratega de vida o técnico en visión de la realidad. Para quien no me conozca, esto lo estoy diciendo de coña, aunque hay que reconocer que suena bastante bien.
Coaching Vs Psicología
La mayoría de los coaches que salen de los cursos que les certifican para ejercer como coaches, no están preparados, y esto es una realidad, al igual que el 80% de los licenciados en derecho no están preparados para un juicio. Muchos de estos coaches, únicamente replican una serie de conceptos que tienen más de 2000 años de antigüedad, pero tienen problemas para meter estos consejos en contexto. Y ojo, que estoy hablando de la mayoría, no de la totalidad, pues también me consta que algunos nuevos coaches han dedicado muchos años en corroborar y contrastar toda la información que han recibido, y además cuentan con la visión de ayudar a los demás, y no solo dedicarse al coaching como una forma de obtener ingresos aprovechando una “profesión” de moda donde cuesta distinguir quién es válido y quién no, pues todos tienen el mismo “A ,B y C”.
Siempre he dicho que en esta vida hay un momento para aprender y otro momento para enseñar, y aquí, el orden de los factores sí puede provocar un desastre en el resultado. A un coach de vida de 20 ó 23 años, le falta lo esencial para hablar sobre la vida, que es la experiencia vital. Puede replicar como un loro cientos de consejos que ha leído en internet y ningún lector u oyente podrá decir en ningún momento que su discurso no es correcto. Es decir, ahora sale alguien en un vídeo diciendo “cambia tus pensamientos y cambiará tu percepción de la vida”, y solo te queda decir: “Olé y Olé, qué tío más listo”, y con un poco de marketing estará forrándose en muy poco tiempo gracias a esta “sabiduría”.
Es por eso que verás cómo internet se ha llenado de nuevos coaches soltando “topicazos” del desarrollo personal. El problema es que muchas ideas del desarrollo personal hay que meterlas en contexto y son válidas para ciertas situaciones, pero no para otras. De hecho, hay ideas del desarrollo personal que yo mismo considero erróneas y poco útiles.
Aquí se da un problema que se encuentra en todas las profesiones. Hay psicólogos buenos y psicólogos pésimos (ambos tienen el mismo título universitario), abogados que no valen ni un euro y abogados tremendamente buenos (ambos tienen la misma titulación), y por supuesto, excelentes coaches y coaches de pacotilla (ambos tienen la misma certificación).
He visto a algunos coaches decirle a una madre que perdió a su bebé recién nacido que debía cambiar sus pensamientos y visualizar lo positivo, enfocarse en el futuro y no en el pasado. Sencillamente, no puedes decirle eso a una madre que ha perdido a su hijo, y hay que llevar a esa madre a la realidad, y es que ha tenido una pérdida importante que va a tener que aceptar y superar. Se le debe permitir a esa madre estar triste durante un tiempo.
Algo común que se enseña en la formación de coaches es que tras una ruptura amorosa, esa persona escriba en un papel 10 cosas malas de esa persona, y que se centre en lo malo de la persona. No es un mal consejo, incluso es una pequeña parte de un proceso largo de “duelo”, pero hay otras maneras y otros caminos para acelerar este proceso, evitando centrarse en la otra persona (tanto si vamos a buscar lo bueno o lo malo) y centrarnos en nosotros mismos y nuestro crecimiento como persona.
Coaches que trabajan con PNL (Programación neurolingüística) y coaches más espirituales que basan su estrategia en la energía cósmica, donde el universo nos envía cosas si atraemos esas cosas (La ley de la atracción). La realidad es que muchos de estos coaches que he conocido pretenden solucionar problemas de la gente con algunos consejos que ni ellos mismos se aplican para su propia vida. Y ojo, no estoy hablando de que deban tener resultados, únicamente hablo de aplicación.
He conocido a coaches (coach de vida y coach personal) que son víctimas de la compulsión de repetición en sus propias vidas y en sus propias relaciones. Ellos mismos no son capaces de gestionar correctamente sus propias emociones, por lo que de siete días que tiene la semana, suelen estar amargados cinco de ellos, salvo cuando llega la hora de dar un super consejo a alguien que tiene un problema similar al que este coach tiene en su vida y no ha sabido solucionar.
Y ojo, que los últimos psicólogos y psicólogas que he conocido, les he recomendado que busquen a un psicólogo porque no era normal el cacao mental que tenían en su cabeza. Claro que, todo sea dicho de paso, todo esto que estoy comentando lo veo en coaches y psicólogos que están por debajo de los 40 años, e incluso rozando los 30 años. Honestamente, los psicólogos de edad avanzada tienen una vida mucho más ordenada. Volvemos a la importancia de las experiencias vitales.
Y aquí comienza un problema mayor, y es que tanto estos nuevos coaches como muchos de los viejos coaches, están constantemente aparentando que ellos no sufren. Ellos gestionan correctamente sus emociones y pensamientos. Ellos tienen como una armadura que les protege del sufrimiento, una especie de pensamiento mágico que tú puedes conseguir, a menudo comprando algún curso o pagando alguna charla. Y bien, el estado de felicidad plena 24/7 no existe, porque eso no sería felicidad.
¿Sabías que hay psicólogos matrimonialistas que deben ocultar su divorcio para no perder pacientes?
Curiosamente, el hecho de que un psicólogo matrimonialista discuta con su pareja o se divorcie, no invalida sus consejos, pues él puede controlar su parte de la relación, pero no puede controlar a la otra parte. Asesores financieros deben ocultar sus problemas financieros, porque nadie confiaría en un asesor financiero que está atravesando problemas financieros. Muchos de estos asesores financieros, en realidad te están aconsejando seguir ciertos pasos que evitan que caigas en la situación que ellos mismos están atravesando.
Pero este tipo de planteamiento es el que está llevando a los motivadores y coaches a esconder una realidad, y es que a todos nos llueve. La tristeza nos alcanza a todos en un momento dado, las decepciones e incluso el enfado nos alcanzan a todos. Si alguien dice que ha aprendido a no ser alcanzado por estos sentimientos, te está mintiendo.
Lo que sí podemos hacer es limitar tanto la duración como el impacto de estos sentimientos, y evitar sentirnos tristes o cabreados por cosas sin importancia. Y no hay nada de malo en sentirse enfadados o tristes. Lo malo es permanecer en ese estado durante más tiempo del necesario.
Los mayores críticos del coaching son los propios psicólogos, los cuales consideran que el coaching no deja de ser un tipo de intrusismo laboral, pues un curso de unos pocos meses no te convierte en un sabio con todas las respuestas ante cientos de problemas en la vida cotidiana. Por otra parte, la psicología llega a referirse al coaching como pseudociencia, lo cual no es incorrecto si nos atenemos al hecho de que todo lo que no está respaldado por la ciencia es pseudociencia. Y aquí debemos tener claro un concepto que en ocasiones es difícil de comprender, y es que por el hecho de que algo sea una pseudociencia no significa que no sea efectivo, del mismo modo que por el hecho de que algo esté respaldado por la ciencia, no significa que sea lo más efectivo.
Cuando se habla de ciencia no hay que olvidar al filósofo Karl Popper, el cual sostenía que la ciencia no deja de ser un conjunto de hipótesis, donde ninguna teoría puede considerarse absoluta o irrefutablemente verdadera, sino aún no refutada. A esto se le conoce como Falsacionismo e implica que aunque tengamos mucha certeza para afirmar algo, eso no significa que más adelante se descubra algo que tire por tierra lo que antes se consideraba verdadero. Es decir, no existen teorías verdaderas, sino teorías aún no refutadas pero que están abiertas a ser refutadas.
¿De dónde viene el coaching?
La mayoría piensan que el precursor del coaching fue Tim Gallwey, con su método “El juego interior (The Inner Game)”. Es cierto que fue de los primeros en abrir esta corriente comercial hacia el coaching de negocios, coaching ejecutivo y coaching personal. Tim hablaba de una metodología para el entrenamiento y para el desarrollo de la excelencia personal en todo tipo de campos que engloba desde el deporte hasta la empresa. Se le considera el padre del coaching moderno.
Su teoría era que en cada actividad humana existen dos campos de actuación: el externo y el interno. Mientras que el juego exterior consiste en superar los obstáculos externos para lograr ciertos objetivos externos, el juego interior se produce en la propia mente del jugador, y aquí, los obstáculos a superar serían los miedos, las dudas, las limitaciones, etc…
El juego interior sería el más importante de jugar porque ahí superas los obstáculos autoimpuestos que además te ayudarán a superar los obstáculos externos. Es decir, si juegas bien el juego interno, puedes desarrollar todo tu potencial.
Y debo decir honestamente que en la mayoría de los consejos que da Tim Gallwey en sus libros, no veo “pseudociencia” como tal, sino unas dosis de sentido común muy plausibles y que todo humano debería tener en cuenta a la hora de progresar en la vida.
Pero nos vamos a remontar un poco más hacia atrás para entender de dónde viene la palabra coaching. Para ello debemos irnos al siglo XV a la ciudad de Kocs (territorio húngaro) muy cerca de Budapest, donde se le puso a un carruaje muy particular el nombre de Kocsi, cuya pronunciación sería “cochi”, traduciéndose al español como “coche” y al italiano como “cocchio”.
Posiblemente, el término “coach”, cuya traducción al español del inglés sería “entrenador”, tenga mucho que ver con el carruaje del siglo XV, pues la utilidad de un coach o entrenador es la de conducir a una persona hacia un destino en particular.
Aunque en realidad, el coaching es mucho más antiguo.
Los expertos opinan que el primer coach de toda la historia de la humanidad viene del año 450 A.C. siendo el filósofo Sócrates el primer coach de la historia. Sócrates lo llamó “el arte de la Mayéutica”, que consistía en promover el diálogo como mejor medio para motivar a sus discípulos, alcanzando de esta forma el conocimiento y la verdad.
El Arte de la Mayéutica básicamente consistía en hacer preguntas a sus discípulos y que estos llegaran por sí mismos a sus propias conclusiones, pues Sócrates partía de la base de que todos tenemos las respuestas y todos conocemos la verdad. Simplemente alguien debe conducirnos (cochearnos, llevarnos) hasta ella.
Podríamos decir que entre Sócrates y su discípulo Platón, asentaron las bases de lo que hoy día conocemos como coaching. En realidad, la mayoría de las frases de motivación y lecciones de vida que se le atribuyen a muchos autores actuales, son únicamente transformaciones de las ideas de algunos filósofos de la antigüedad.
¿Entonces es efectivo el coaching?
No tengo ni una sola duda de que el coaching tiene una efectividad real, pero también tengo mis certezas de que el 90% de los coaches no son capaces de darle dicha utilidad. Y es que sobre todo, con el “life coaching (coaching de vida)” estamos viendo la simplicidad del contenido del coaching y cómo cualquiera puede replicarlo con mucho alcance en las redes sociales, haciéndose pasar por experto.
Al final, muchos de estos coaches tienen más mérito a la hora de elaborar estrategias de marketing que por las posibles soluciones reales que le pueden aportar a una persona. Este marketing agresivo es algo que hasta hoy día no han usado los psicólogos, y son los mismos profesionales de la psicología los que se ven sobrepasados por esta situación, al ser conscientes de que los coaches están provocando cierto daño a su profesión, y siendo honestos, metiendo en muchos problemas a personas que podrían obtener una solución dentro de la psicoterapia.
Ahora bien, de ahí a que los psicólogos usen palabras como estafa o inutilidad a la hora de referirse al coaching, sería sobrepasarse en los términos. El coaching no es ninguna estafa al igual que la inversión en bolsa no es una estafa. Eso no evita que aparezcan farsantes y estafadores tanto en el coaching como en las finanzas.
Entendamos que el coaching es una nueva tendencia a la que puede acceder cualquier persona. Con 90 horas de formación, incluso formación no presencial, puedes disponer de tu acreditación que te permita dedicarte al coaching.
Los psicólogos han debido estudiar bastante más y han abarcado mucho más en el estudio de la conducta humana. Por este motivo, en el siglo de la prosperidad de los vendehumos, el coaching se convierte en un reclamo muy dulce para atraerlos.
¿Es el coaching psicología?
En las propias escuelas de coaching lo primero que te explican es que el coaching no es psicología, aunque en realidad esto no es del todo correcto. Explican algunas diferencias entre coaching y psicología, donde dicen que la psicología se centra en lo negativo mientras el coaching se centra en lo positivo; la psicología se centra en el pasado y el coaching se centra en el futuro; la psicología te enseña a aceptarte tal y como eres mientras el coaching intenta transformarte.
Quizá por este último motivo haya surgido la gran pregunta: “¿Puede una psicóloga someterse a una cirugía de aumento de pechos o debería aceptar sus pechos tal y como son?”.
En cualquier caso, psicología y coaching tienen como finalidad el mismo objetivo, que es mejorar la vida del paciente o cliente. Esta es otra diferencia entre coaching y psicología, y es que en psicología reciben pacientes mientras que en coaching reciben clientes.
Lo que está claro es que un psicólogo puede ejercer como coach mientras que un coach no puede ejercer como psicólogo. No obstante, el coaching se centra en el desarrollo de personas, lo cual está dentro del campo de la psicología.
Con el tiempo, la experiencia y la contrastación de información y conocimiento, se llega a la conclusión de que una persona debe pensar en positivo, pero solo una vez que nos hemos puesto en el escenario más negativo. De esta forma, incluso antes de comenzar a luchar por nuestro objetivo, ya hemos descontado el resultado de nuestras emociones.
En ocasiones —y aquí es donde el coaching inteligente puede ser más efectivo—, si le hacemos ver a una persona el por qué de su conducta, le “obligamos” a entender que su pasado no tiene por qué ser igual a su futuro, le damos la responsabilidad de su propia vida y conducta, y le implantamos la creencia de que puede provocar un giro de 180 grados a través de sus propias decisiones, podemos hacer verdadera magia con esa persona.
Y que nadie me malinterprete, pues el papel de la psicología es fundamental. Lo que sí llevo tiempo viendo es que cuando un psicólogo introduce algunas de las técnicas del coaching, acelera el proceso de cambio de una persona a una velocidad sorprendente.
Sinceramente, creo que todo psicólogo podría y debería aprender muchos conceptos del mundo del coaching. Incluso podrían aprender a potenciar el marketing de la psicología para que no les coman terreno los “falsos coaches”.
¿Qué hace que algunas personas cojan sus malas experiencias de la vida y les ayuden a crecer, mientras que otras personas las usen para justificar su mal camino en la vida?¿Qué hace que algunas personas prosperen a pesar de situaciones adversas mientras que otras personas se hunden y no logran levantar cabeza? No tengo ninguna duda al respecto. Ser consciente de que el futuro está en tus manos a través de tus decisiones es algo que te ayuda.
Cuando escribí Cenizas de prosperidad, quise dejar totalmente cristalino un mensaje, y es que se debe aprender a asumir la absoluta responsabilidad de nuestra vida y tomar el control de nuestra vida a través de nuestras decisiones. El pasado, en ningún caso debe dictar tu futuro. Y este mensaje no debe ser negociable ni alterable. Tanto si lo rebate un coach como un psicólogo, o un premio nobel, saldrá perdiendo en su intento de rebatirlo.